Sé que no hay a mucha gente a la que le guste la idea de vivir en el, es más, de compartir tu vida con este mismo. Hay cosas buenas, es cierto, también hay cosas malas para que nos vamos a engañar. Hay demasiados altibajos y demasiadas montañas como para ir subiendo y bajando todo el tiempo como si de una montaña rusa se tratase. No quiero engañarte y decirte que todo es bonito y que nunca surge ningún imprevisto. Porque la vida está llena de eso, de imprevistos. Hay cosas bonitas, muy muy bonitas, y cosas terriblemente horribles. Y te diré algo. Te diré que no todo lo malo es bueno, ni que todo lo bueno es malo. Que nunca digas nunca, que no te des por vencido. Que este mundo te da la oportunidad de brillar en la vida, de hacer de esta lo que tu quieres que seas. Te da la esperanza de no encontrarte solo en algún momento, y te deja ser especial el tiempo que tu decidas que quieras serlo. ¿Y sabes cuando deja de serlo? Deja de serlo cuando dejas de creer en ti. Cuando piensas que estás en donde estás porque alguien te colocó allí. Cuando tú solo te alejas de la gente que te quiere y de repente, te encuentras solo, muy solo.. Y ahí es cuando bajas y aparece lo malo. Aparece lo malo porque tu decides que lo malo es lo que tiene que pasar en tu vida. Porque un día dejaste de luchar, porque un día dejaste de ser especial porque tú mismo quisiste. No te voy a decir que el mundo es el lugar perfecto para vivir, porque te mentiría, pero no nos queda de otra que enfrentarnos a éste. No, por favor, no digas nada. No puedes desear dejar de vivir aquí para vivir a la luna. No, no puedes. No puedes porque desde aquí la luna es en donde quieres estar, pero cuando estés allí querrás estar aquí. Y eso no es así. Tu decides: Como, cuando y donde. Tú decides si esto es lo que quieres. Solo tú puedes decidirlo, porque nadie jamás lo hará por ti.
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